El vivero está en una zona residencial de casas bajas espaciadas, un poco en alto.Cuando llegué, el jefe no estaba, me recibió Taiga y fué muy amable. Me enseñó todo el vivero, los grandes y los pequeños, me invitó a un té y hablamos de España. Yo le di cuarenta vueltas a todo, fotografiando todo lo que veía. Y claro, ¿cómo no se te pega algo a las manos?, en fin, ya os contaré cuando vuelva a España. Estuvimos hablando de mis planes en Japón, pues le chocó un poco que llegase allí solo. Cuando le dije que iría a Kioto a la Gafu, me enseñó los árboles que van a llevar este año, que estaban en un invernadero aparte. Unas preciosidades, muy por encima de todo lo que yo había visto antes. También me regaló una entrada para la Gafu y un calendario de la Asociación Japonesa de Shohin. Y saí de cargado regresé a Tokio.
Un cajón de umes para trasplantar

Estaba todo ordenadito, ya se encargan los aprendices, je, je

Alguien había pasado antes que yo por donde había una partida de tejos para trabajar.

Algunos arbolillos




Mucho pino engordando y mucho junípero

¿Los conoces, Juancalas?

En fin, a la vuelta al hotel, salí un rato a cenar algo. Me metí en un restaurante pequeño y tomé sopa y un cuenco de arroz con tempura. Mmmmmm, ¡que rico estaba! Un dato curioso, el local era minúsculo, tenía una fila de mesitas pegadas la la pared, la barra y la cocina abierta. Cuando pedí a la camarera, esta pasó el pedido a la cocina a través de la pda, pese a que el cocinero llegaba a darle una colleja, de lo cerca que estaban. Un abuso de la tecnología.
Por cierto, me lo comí todo con palillos y no tiré nada. Autoestima por las nubes.
jejeje, que bien volver a ver los juniperos, alguno de esos seguro que pasó por mis manos.
ResponderEliminarSuerte con tu viaje, lo peor ya ha pasado. Ahora a disfrutar!!
Feliz año!...