sábado, 1 de enero de 2011

El viaje



Bueno, a ver si pongo orden y empiezo por el principio.




Tras un vuelo corto llegué a París. Tuve que cruzar toda la ciudad en un cercanías, entre los aeropuertos de Orly y de Charles De Gaulle. Hacía un tiempo asqueroso, todo envuelto en niebla y nubes bajas, el suelo lleno de nieve sucia, cielo y suelo del mismo color.




En el cercanías, mucha mezcla de gente de todos los paises y colores. Un inglés pregunta por una dirección. "You need a French", le digo "I'm Spanish". Y entre jiji y jaja al final le orientan unos paisanos suyos. Qué arrogantes son, pienso, sólo hablan su idioma y van con él a todos lados. Aunque yo tampoco sé ni papa de japones...




El vuelo a Tokio fué largo, doce horas. Creo que yo era el único no japonés de todo el avión, a excepción de dos azafatos también españoles. Menos mal que me tocó al lado de una señora que sabía algo de inglés y de francés, justo como yo, y así nos tiramos el viaje entero chapurreando y mezclando idiomas.




Para cenar, pequeñas cantidades de varias cosas, con arroz, claro. Me comí de un bocado una especie de florecita de algo parecido a jamón cocido y se me saltaron las lágrimas, pero no de la emoción, sino del sabor fortísimo que tenía, superagrio con intenso aroma de rosas. "Ya está", pensé, "Ya la has hecho, te has comido la flor de adorno. A saber de qué tipo de plastico estaba hecha." Me la tragué como pude sin decir ni mú y luego le pregunté al azafato madrileño y me explicó que era algo macerado en jenjibre, y que se usa para, después de comer pescado, quitarse el sabor de la boca.




Por la noche, un poco aperreado tras dos dias casi sin dormir, me recogió mi paisano Guillermo y fuimos a tomar algo con su chica, Nerea, que, entre trago de sake y trago de té, me organizó las visitas para el resto del viaje. Si es que no hay como una mujer para aclarar las ideas.




Al final, de cháchara, cerramos el Starbuck de Asakusa y por fin pillé la cama.






En fín, que aquí estoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario