domingo, 2 de enero de 2011

Día 1. Tokio

Hola, holita. Hoy tocaba parques, pues al ser día de Año nuevo, es uno de los pocos que casi todo el mundo toma de vacaciones.
Tras unas pocas horas de sueño, me levanté a las 10,30 y fuí saltando de parque en parque hasta llegar a la zona del puerto. Allí, me metí en un barrio de casas viejas-barracas junto a la lonta de pescado de Tsukiji, que era exclusivamente de pescaderías con el pescadero vociferando frente a su puesto para atraer clientes, y de restaurantes de sushi. Di cuatro vueltas por las callejuelas y entré en uno de ellos, donde me quité el hambre a base de montoncitos de arroz con ebi, con iwashi y con otros pescados más difíciles de identificar.
Volví por la zona de Shimbashi, la parte más moderna, llena de rascacielos impresionantes y autovías elevadas entre ellos.
A la noche, salí a cenar por el barrio. Había un gentío enorme, la zona de calles peatonales hervía de bullicio. Parecía que todo Tokio había ido al santuario de la zona, el Senso-ji, que creo que es el más popular de Tokio. Algo así como La Santa de Totana el día 7 de enero, pero en urbano y con 27 millones de habitantes. El santuario estaba precioso, iluminado y adornado con grandes telas.
Una zona de fumadores en plena calle, en Ueno. La gente allí, de plantón, con el fresquete que hacía.
El Senso-ji iluminado visto desde el mercadillo.

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