lunes, 7 de noviembre de 2011

Un año ya

Hola, ya casi ha pasado un año desde que viajé a Japón. Esta tarde lo pensaba mientras disfrutaba de los pequeños arboles que me traje. No ha sido un año en balde, han cambiado de manera lenta pero continuada.

Esta zelkova nire vino pelada de allá:


Después de cuatro pinzados a lo largo de la primavera y el verano, muestra una hoja diminuta y una ramificación muy fina. Se ha mantenido la silueta y una vez que pierda la hoja habrá que limpiar la base del tronco y retocar la ramificación.



Otra pieza interesante es este hinoki.



Cuando llegó a España era un arbolillo precioso, con una silueta definida , a pesar de su diminuto tamaño, y un tronco que se ensancha en la base.
Como la maceta es muy pequeña cubrí el sustrato con un poco de musgo para evitar sustos con el riego. Conforme avanzaba el buen tiempo y el calor, os recuerdo que vivo en la Región de Murcia, los extremos de algunos brotes empezaron a ponerse amarillos y marrones. Yo, pensando que esta especie se comporta como los juníperos, lo coloqué más expuesto al sol. No sólo no mejoró, sino que se le veía empeorar día a día. Alarmado por la situación hice lo que debí hacer antes: informarme de las necesidades de la especie. Resulta que los cipreses de Hinoki viven en valles frescos y profundos en los que reinan nieblas casi permanentes... Así que corriendo a la sombra y pulverizaciones cada dos por tres. Conseguí detener el amarilleo de los brotes. Hace una semana lo he pulverizado un par de veces con una disolución de glucosa, lo que le ha dado un color verde intenso, a la vez que recortaba los pequeños trozos secos. Este otoño creo que lo recortaré un poco para mantener la silueta, que está disparado, y eso que esta especie crece muy lentamente...


Otro día sacaré a los demás.

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