martes, 29 de noviembre de 2011

Kokufu, reflexiones.

Se dice que la observación es un buen método de aprendizaje, siempre que sepamos qué es lo que hay que observar. Por eso, cada vez que asistimos a alguna exposición nos dedicamos a observar atentamente los árboles expuestos, más allá del simple disfrute estético. Es decir, que no solo los miramos porque nos gustan, sino también para aprender de ellos. Igualito que en las demostraciones. Que mira esa rama de donde viene, que ese alambre , que cómo consigue esto o lo otro...

Claro que todo ello lo hacemos a
justado al nivel de cada uno, el novato mira unas cosas y no se entera de otras, el más avanzado se fija en otras, a todos o a casi todos se nos pasan detalles y nos fijamos en otros, según nuestro nivel o el tema que tengamos en la cabeza en ese momento. Por eso en las exposiciones solemos dar varios repasos. Uno para fijarte en la ramificación, otro para las macetas, otro más para las maderas, para el árbol en conjunto...

Anoche estuve un ratito mirando un catálogo de la Kokufu, la más famosa exposición de bonsai, que se celebra cada mes de febrero en Tokio y, claro, algunos detalles me llamaron la atención. Al principio del libro están los bonsais declarados obras maestras, entre las cuales está este chamaecyparix. De este árbol me atrajo su silueta.





Mi primer pensamiento fue ¿por qué su autor no ha recortado esas ramas que sobresalen a la izquierda y lo ha dejado bien redondito?




Algo así como lo que se hace con los caducifolios, como el haya que hay unas páginas más adelante:

(Gracias Rodrigo)



Una vez que te fijas bien, se aprecia que, sin llegar a ser un doble tronco, hay una rama muy grande que es, precisamente, el origen de la ramificación de la izquierda pero, si nos fijamos sólo en la silueta, parece que ese lado lo han dejado sin afinar. Si este árbol te lo encuentras en la exposición local de una asociación, piensas que el autor ha dejado crecer esas ramitas para fortalecerlas o que se le acabó el alambre antes de terminar el modelado. Pero está en la Kokufu. Y es un masterpiece. Así que todo en él, hasta el más mínimo detalle está así porque DEBE ESTAR ASÍ. El autor le habrá dado cien repasos antes de llevarlo a la expo. Habrá comparado decenas de macetas. Le habrá probado un montón de mesas hasta dar con la más idónea y más coherente con lo que quiere transmitir.




En el fondo, es la misma razón que motiva el que un ceramista haga una maceta redonda y luego la deforme, o que le añada al esmalte una mancha de otro color.




En fin, que darse cuenta de que ese árbol está mejor así que redondito es reconocer que no se sabe todo, que falta mucho por aprender, que el wabi y el sabi nos quedan muy lejos y que no hay quien entienda a los japoneses si no es pensando como un japonés.


lunes, 21 de noviembre de 2011

Una de Lorca

Hola, esta entrada os va a mostrar cómo va Lorca.

Da penita ver las casas señoriales del casco antiguo...Las cornisas son uno de los elementos más peligrosos en caso de terremoto.
Un alero reforzado

Enormes andamios de hierro sujetan las fachadas


Se cae todo

Andamio interior-exterior

Un clásico mirador lorquino

El Ayuntamiento ordenó descubrir todos los pilares, para detectar fisuras

¿Cómo se llamaba ese "artista" que forraba edificios?




Una habitación con vistas

Y la gente convive con obras, ruinas, andamiajes, etc.

martes, 15 de noviembre de 2011

Sabina bonita

Hola, hoy os presento esta sabinita que poseo desde hace unos meses. El tronco es fino, pero tiene una forma bonita, con buen movimiento, así como una vena viva que, después de definirla, ha resultado ser también muy fina.
Aunque esta primavera parecía un poco débil, a lo largo de la temporada ha mostrado un ligero crecimiento.


Este es un detalle de la vena viva, que sube serpenteando a un lado del tronco.

La leña seca tiene un intenso aspecto de vejez, surcada por finas grietas. Aún debo limpiarla un poco y protegerla con líquido de jin.

Una vez alambrada y modelada, en el próximo trasplante la inclinaré a la derecha, tal como está en la foto. Por ahora dudo ente estos dos frentes que, en realidad, se llevan poco.


Porfa, decidme cual os gusta más y, a ser posible, por qué.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Un año ya

Hola, ya casi ha pasado un año desde que viajé a Japón. Esta tarde lo pensaba mientras disfrutaba de los pequeños arboles que me traje. No ha sido un año en balde, han cambiado de manera lenta pero continuada.

Esta zelkova nire vino pelada de allá:


Después de cuatro pinzados a lo largo de la primavera y el verano, muestra una hoja diminuta y una ramificación muy fina. Se ha mantenido la silueta y una vez que pierda la hoja habrá que limpiar la base del tronco y retocar la ramificación.



Otra pieza interesante es este hinoki.



Cuando llegó a España era un arbolillo precioso, con una silueta definida , a pesar de su diminuto tamaño, y un tronco que se ensancha en la base.
Como la maceta es muy pequeña cubrí el sustrato con un poco de musgo para evitar sustos con el riego. Conforme avanzaba el buen tiempo y el calor, os recuerdo que vivo en la Región de Murcia, los extremos de algunos brotes empezaron a ponerse amarillos y marrones. Yo, pensando que esta especie se comporta como los juníperos, lo coloqué más expuesto al sol. No sólo no mejoró, sino que se le veía empeorar día a día. Alarmado por la situación hice lo que debí hacer antes: informarme de las necesidades de la especie. Resulta que los cipreses de Hinoki viven en valles frescos y profundos en los que reinan nieblas casi permanentes... Así que corriendo a la sombra y pulverizaciones cada dos por tres. Conseguí detener el amarilleo de los brotes. Hace una semana lo he pulverizado un par de veces con una disolución de glucosa, lo que le ha dado un color verde intenso, a la vez que recortaba los pequeños trozos secos. Este otoño creo que lo recortaré un poco para mantener la silueta, que está disparado, y eso que esta especie crece muy lentamente...


Otro día sacaré a los demás.